La Junta Directiva de la Sociedad Ecológica del Cibao Inc. SOECI, lamenta que el Medio Ambiente haya recibido tan poca atención en el pasado cuatrenio del presidente Danilo Medina. Quizás por ello al país se le entrega un medio ambiente devastado. Solo basta con proyectar una mirada retrospectiva a nuestros ríos, valles y montañas para entender la gravedad de lo que está sucediendo.
Nuestras montañas están cada vez más destruidas. Los pinares son exterminados de la cordillera Central ante las miradas indiferentes de todos. La cordillera Septentrional está siendo destruida por decenas de retroexcavadoras extrayendo ámbar, cortando árboles para hacer carbón y pastizales. Todo sucede frente a la complicidad de las autoridades.
La ganadería que destruye los bosques, los suelos y los ríos en nuestras montañas, avanza indetenible sin ningún tipo de control y hasta con el apoyo del Estado, a través de distintas dependencias públicas.
Nos resistimos a pensar que estas devastaciones sean apañadas desde el Estado para favorecer el apetito voraz de las compañías mineras y constructoras, que como sombra tenebrosa se mueven en toda la geografía nacional explorando y planificando los próximos golpes contra el medio natural. Estas compañías han dado muestra de estar por encima del bien y el mal, del Estado y el pueblo Dominicano. También nos resistimos a creer que el empeño de construir carreteras en los espacios naturales más sensitivos responda al interés de esas voraces compañías en su afán por [a extracción de oro y otros metales preciosos.
Los ríos no solo son atacados en las cuencas altas, sino que se extraen arena y grava de sus cauces y se destruyen los bosques ribereños sin ningún control. Los ríos lucen diezmados, languidecen y agonizan. El caso del Yaque del Norte es el más grave, ya casi no queda nada de bosque en su ribera. Los samanes y las javillas han sido diezmados inmisericordemente por los mafiosos traficantes de madera y los bananeros para ganar espacios para su siembra de guineo.
Las franjas de protección ribereña de los ríos son aceleradamente desplazadas para instalar barrios que crecen sin el más mínimo control. Ni el gobierno central ni los gobiernos locales manifiestan su más mínima voluntad de detener estas construcciones ilegales e irregulares.
Las ciudades se están llenando de estaciones de combustibles (gas licuado, gasolina, gasoil, entre otros), con lo cual aumenta la vulnerabilidad, hasta en lugares nunca antes imaginables (residenciales, proximidades de escuela, iglesia, plaza comerciales y otros espacios de alta movilidad social) constituyendo el más absurdo de los peligros y donde se violan todas las normas establecidas.
Santiago esta sitiado, no cabe una planta de gas más. No importa que estén encima de la gente, debajo de cables, encima de los cauces de ríos, en medio de residenciales. Santiago y otras ciudades son verdaderas bombas de tiempo.
Los responsables de aplicar la Ley 64-00 y establecer el régimen de consecuencias andan en Belén con los Pastores, es por ello que nunca antes se había producido una depredación tan agresiva y acelerada del medio natural y tanta irresponsabilidad frente a las constantes agresiones. Pareciera que nos hemos propuesto exterminar nuestros propios recursos a la mayor brevedad posible.
Nos estamos jugando con los recursos naturales (la flora, la fauna, el suelo y el agua), de los que depende la vida, el equilibrio ecológico, el abasto de agua, la producción agropecuaria y la generación de energía.
El presidente anuncia que el actual cuatrenio será dedicado al agua, lo que debiera llenarnos de esperanza y optimismo, sin embargo la tendencia es a tener menos agua y más contaminada. Hubiésemos preferido tener en el sector ambiental las luces indiscutibles que el presidente ha exhibido en otros sectores, Pero lo cierto es que la inmensa sombra ambiental obscurece hasta la república digital.
Quisiéramos escuchar de nuestro mandatario proponer una República Ambiental que sustente la dinamización de la economía, la generación de empleos y el combate a la pobreza, en el marco de un desarrollo sostenible que propicie un real cuidado de los recursos naturales y el Medio Ambiente. Es ahí donde realmente se preserva el futuro de nuestra sociedad y del Estado Dominicano.
En la SOECI, reconocemos el invaluable aporte que hace el nuevo ministro a la conservación del ambiente, la ecología y los recursos naturales, aun desde otras áreas, razón por la cual tenemos la certeza que en su nueva función lo hará con la misma pasión y mayor entrega, en consecuencia, de él esperamos controles los violadores, daños ambientales, aplique la ley 64-00 y su régimen de consecuencia.